lunes, 5 de agosto de 2019

Risas en la granja del colegio.

Autor desconocido. 


Cuando estaba en tercero de secundaria, el profesor de educación física nos pidió quedarnos hasta más tarde ayudándolo, claro, nos daría unos puntos extras a la nota final, a lo cual un grupo de amigos y yo aceptamos. Siendo las 8 de la noche, el profesor escuchó un fuerte ruido en la granja, de inmediato dijo: Ya están empezando a espantar. En un inicio no le creímos al profesor, porque nadie de los presentes había escuchado algo fuera de lo normal, todos pensamos que el profesor se quería ir solo y dejarnos a nosotros a terminar el resto del trabajo, sólo nos quedó seguirle la corriente y decir que también nos retiramos.

Pasaron unas semanas, y tuvimos un nuevo curso, un profesor nos enseñaba acerca de la crianza de animales, nos dijo que trajéramos 2 conejos por grupo de 6 de personas. A los conejos les teníamos que alimentar, llegar temprano a clase y darles verduras, hacer la limpieza y todo lo que compete a la crianza de los animales. Después de unos días, el profesor de educación física, de nuevo nos dijo que necesitaba ayuda para arreglar el salón de clase y a los que les ayuden les aumentará unos puntos extras al examen final. Ese mismo día, a mi grupo le tocaba dar su comida al conejo en la hora de salida, unos amigos de mi grupo se fueron a la granja, mientras que yo me ganaba los puntos extras del profesor.

Pasando unas horas, terminando de ordenar el salón, me fui a los vestidores a lavarme. Desde el servicio veo las sombras de mis amigos, sorprendido que aún sigan a estas horas alimentando a los animales, estaba en camino a la granja, hasta que mi profesor me detiene y enojado me pregunta: ¿A donde crees que estás yendo?, ya es hora de irnos. Le respondí al profesor que mis amigos del grupo aún seguían en la granja, porque había visto sus sombras y quería ayudarlos para irnos juntos. El profesor me contestó: No me preguntes nada, sólo no vayas a la granja, ya es hora que todos salgamos del colegio, sino me haces caso te bajaré varios puntos. No me quedó de otra que obedecer al profesor y retirarme. Al día siguiente, le pedí a mi grupo que me perdonaran por no ayudarlos, y les conté que el profesor me bajaría varios puntos si iba con ellos. Mi grupo me respondió de forma tranquila que no pasa nada, además, habían terminado rápido.

Después de varias semanas, se repitió lo mismo, nos quedamos hasta tarde ayudando al profesor de educación física, hasta que terminamos más tarde de lo acostumbrado. En ese momento cuando fui al vestidor, escuche las risas de mis amigos. Esto me pareció raro, porque ya era muy tarde para que estuvieran alimentando a los conejos. En ese instante no sé qué me pasó, pero me entró un frió por todo el cuerpo cuando estaba yendo a la granja. Estando a mitad de camino, mi profesor viene corriendo hacia mí, atrás de él venía los que se quedaron ayudar en la limpieza del salón. Cuando mi profesor me dio alcance, enojado me preguntó porque estaba yendo a la granja a esas horas, que era muy peligroso ir solo.

Allí le dije al profesor, que estaba yendo a ayudar a mis amigos en la crianza de los conejos, y que hacía unos instante escuché sus risas. El profesor enojado me dijo: ¿Cuáles amigos, cuáles risas?, no se escucha nada, todo está en silencio, acaso no ves que el salón de la granja está apagado. Cómo crees que tus amigos van a cuidar a los animales con las luces apagadas. Juró que cuando escuché las risas de mis amigos, vi que las luces estaba prendidas, y por eso me dirigía a apoyarlos. De nuevo le expliqué al profesor, que escuché las risas de mis amigos, capaz ya habían terminado por eso apagaron las luces y no tardarían en salir de la granja. Nos quedamos por más de 10 minutos esperando que mis amigos salieran, pero nada, el lugar estaba en silencio. Un escalofrió me recorrió el cuerpo, ¿de quién fueron las risas que escuché?

No pasaron más de unos minutos, el profesor dijo que debíamos retirarnos y que todo fue producto de mi imaginación; pero yo estoy seguro que escuché las risas de mis amigos y a la vez vi que la luz del salón estaba prendida. Para no asustarme más, respondí que sí, todo habrá sido producto de mi imaginación.

Al día siguiente le pregunté al profesor, ¿qué fue lo que escuché?, le juro que escuché las risas de mis amigos y las luces del salón estaban prendidas. Entonces, el profesor me responde: ¿Sabes por qué cuando me tengo que quedar hasta tarde a ordenar el salón, pido que se queden algunos alumnos? Es porque me espantan. Ya me ha pasado varias veces, cuando salía solo del salón en altas horas de la noche, siempre escuchaba risas en la granja. En un inicio pensé que algún grupo de alumnos se quedaba hasta tarde para alimentar a los animales. Cuando me dirigía a decirles que ya era hora de irse, no veía a nadie, todo el lugar estaba en silencio. Pensando que los alumnos se habían escondidos, busqué por todo el lugar varias veces y no encontraba nada, en un inicio quise pensar que todo fue producto de mi imaginación, pero no. Cuando salía de la granja, de nuevo empezaba a escuchar las risas. Al salir del colegio, el vigilante me preguntaba, ¿te han asustado, cierto? El vigilante me contaba que no debía entrar solo a la granja en altas horas de la noche, porque allí espantan, es por eso que él no hace ronda cerca de la granja.

Con lo que me dijo el profesor, ahora veo porque regala puntos extras para que se queden a supuestamente a ayudar a ordenar el salón, es más bien a acompañarlos para que no lo espanten y porque regala puntos cuando nadie quiere quedarse.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario