jueves, 27 de junio de 2019

La crisálida.

La crisálida, por Andreas (modificado)


Una negligencia de Lara propició la muerte de su hijo. Ella se deshizo de todo aquello que pudiera recordárselo, y sin saber por qué, también del compañero de juegos de Mario, un gato pardo de ojos casi humanos, que nunca se separaba de él.

Así pasó el tiempo, Lara recobró la cotidianidad de su vida, apenas se fijaba en las idas y venidas del felino que, por otra parte, la observaba fijamente desde las sombras.

Lara tejía cada tarde, dicha labor la evadía de dolorosos recuerdos. El animal, siempre al acecho, siempre vigilante, observaba fascinado los gruesos ovillos de colores; luego, la miraba a ella con sus ojos casi humanos. Esa tarde hacía calor y Lara dejó la labor, se abandonó al sueño.

Cuando el marido entró en el domicilio, receló con el silencio reinante y, cuando se asomó a la  habitación, quedó paralizado de terror: una gigantesca crisálida de colores presidía la estancia…

El gato, desde un rincón, contempla la escena satisfecho, con sus ojos casi humanos…


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