jueves, 11 de julio de 2019

El disfraz perfecto.

El disfraz perfecto, por Psitacosis. 


– ¡Con diez cañones por banda…!

– ¡Ponte el disfraz de una vez, que vamos a llegar tarde!

– Ya casi estoy, mira. Sólo me falta el parche.

El niño se marchó a su cuarto. Se miró con atención en el espejo, se puso el parche, y comenzó a sentirse incómodo, de manera que terminó por quitárselo. Se miró el ojo derecho con detalle, primero lejos del espejo y luego tan cerca que no lo distinguía. Notó que le faltaba algo importante. Sonaron sus pasos apresurados por la tarima. Acercó la mano al bote del escritorio: unas tijeras, un punzón, una grapadora, lápices de puntas afiladas…

Su madre gritó:
– ¿Quieres darte prisa de una vez?

Eligió el punzón apresuradamente y lo clavó con tanta fuerza y decisión como le fue posible. Un grito ahogado.

Silencio.

La mujer subió y lo encontró sentado frente al espejo, con el punzón en la mano y el parche en el ojo. Había sangre por todo el escritorio.

– ¡Dios santo! ¿Pero qué has hecho?

– El loro no se quedaba quieto en mi hombro.


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