— A la una me tuvieron, a las dos me bautizaron, a las tres me puse novia y a las cuatro me casaron…
— Calla, no cantes, por favor, déjame…
— A las cinco tuve un niño, a las seis lo bautizaron, a las siete…
— Por favor, dime qué tengo que hacer para que me dejes, para que me perdones. Me equivoqué, me equivoqué por siempre…
— A las siete algo me dieron, a las ocho…
— No cantes y háblame, hazme saber si con mi muerte te contentarás, dime si no has tenido suficiente con la marcha de Leonor, mi Leonor.
— A las ocho vino el cura y a las nueve…
— !Márchate¡, rencor y venganza, vuelve de donde saliste, déjame solo, sufriendo, no aguanto más.
— Y a las nueve, me enterraron.
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